Hay una frase que cada cierto tiempo se me repite en la cabeza. La escuché en una canción y se me quedó grabada:
"Aprende a enseñar
Enseñando aprenderás
Tu vida está con quien tú amas más
Hoy todo en lo que sueñas
Y en tu imaginación
Aquí está. Este es el momento.
Realizá tu ilusión."
Por eso decidí comenzar esta serie de publicaciones. Un espacio para procesar lo que voy aprendiendo, cómo lo estoy aplicando, y qué resultados estoy empezando a ver. Cada semana compartiré lo más importante que leí: ideas de artículos, errores que estoy cometiendo, patrones que estoy empezando a notar o fragmentos de libros que estoy leyendo.
Todo esto nace del deseo de afinar mi criterio, fortalecer mi perspectiva y crecer en lo que hago, especialmente en mi rol como cofundador de una agencia de software —FNDRS— donde construimos productos para otras empresas. Pero también de un nuevo capítulo: lanzar mi propio producto. Entrar al mundo startup desde otro ángulo. Ya no solo como constructor, sino como alguien que tiene que colocar una solución en el mercado.
Esta sección no será un diario personal, pero sí una bitácora honesta. Un intento de aprender en público.
Y si estás en algo parecido —empezando un proyecto, un producto, una idea, o simplemente buscando claridad— espero que algo de esto te sirva también.
De un “sí” tímido al giro estratégico: lo que aprendí esta semana
El lunes pasado leí algo que me dejó pensando: decía “sí” a muchas ideas, muchas validaciones... pero rara vez pasaba al “comprar”. Así que empecé a analizar cómo estoy abordando ventas, validación de ideas y hasta relaciones con cofundadores. Esto fue lo más valioso que me llevé esta semana:
La trampa del “sí” fingido
En ventas, un “sí” puede ser una trampa. Muchas veces ese gesto del cliente no significa que esté convencido. Puede que solo quiera terminar rápido la conversación. El artículo que leí lo deja claro: no basta con convencer, hay que crear una experiencia donde decir “sí” lleve naturalmente a la acción —menos fricción, más claridad, más confianza.
Esta semana cambié la forma en que converso con usuarios en heyfrwrd.me. En vez de depender solo de encuestas, hablé directo con ellos. Preguntas abiertas, personales, intentando entender por qué ciertas tareas les consumen tanto tiempo. Y descubrí que cuando hablás como persona —no como formulario—, la gente responde con honestidad.
¿Qué está fallando en tu propuesta?
Otro post me hizo pensar: ¿y si el problema no es el producto ni el precio? ¿Y si simplemente estás resolviendo algo que al usuario no le importa tanto? Tal vez ni siquiera lo reconoce como problema. Una propuesta efectiva no es un pitch cerrado, es una conversación en constante evolución.
Esto lo apliqué directo en la forma en que presento heyfrwrd.me. Cambié el enfoque técnico por frases que los usuarios ya usan. No digo “automatizá tus respuestas”, digo “dejá de gastar media hora diaria contestando lo mismo que podrías automatizar sin esfuerzo”. Esta semana actualicé el copy de la landing y ya estoy testeando la reacción.
Cuando la amistad pesa más que el negocio
Ser amigo de tu cofundador tiene ventajas… pero también riesgos. Evitás conversaciones incómodas, las decisiones se dilatan, los roles se confunden. Una frase del artículo que leí: la confianza no reemplaza la claridad.
Esta semana agendé una conversación pendiente con mis socios. No por conflicto, sino porque es mejor hablar ahora que apagar incendios después. También escribí una lista de decisiones que venimos pateando. Claridad antes que comodidad.
La intimidad como obstáculo silencioso
Las relaciones muy cercanas pueden suavizar demasiado el conflicto. Y en una startup, el conflicto es inevitable. Si no se habla, se acumula como deuda emocional y operativa. También me pregunté: ¿qué significa realmente “tener éxito”? Y ¿hasta dónde quiero llegar con esto?
Escribí sin filtros cuál es mi visión de éxito para FNDRS y para heyfrwrd.me. Ponerlo en palabras me dio claridad sobre qué conversaciones todavía no tuvimos y por qué es mejor tenerlas ahora.
Creciendo orgánicamente en Instagram
Una persona creció de 0 a 220k seguidores sin gastar un centavo. ¿Cómo? Consistencia. Sin preocuparse por hashtags, ni horarios, ni algoritmos. Solo publicando pensando en su audiencia.
Esto me hizo repensar cómo llevamos la marca de FNDRS. Tenemos buenas ideas, pero sin ritmo. Esta semana hice un calendario básico de contenido: tres publicaciones semanales que resuelvan dudas, muestren trabajo o generen conversación. También empecé a sistematizar: plantillas, temas recurrentes y menos decisiones. Mostrarte con constancia puede ser más valioso que brillar una vez.
Entre otras ideas, esto fue lo más valioso que me llevé esta semana. Algunas ya las estoy poniendo en práctica. Otras me siguen dando vueltas. Lo importante es seguir afinando, ajustar lo que no funciona y compartir lo que sí.
Enlaces a los artículos mencionados
- Why People Say Yes But Still Don’t Buy
- The Real Reason Nobody Is Buying Your Startup’s Product
- What If Being Friends with Your Co-Founder Is Killing Your Startup?
- The World’s Most Boring Business Is a Blueprint for Startup Success
- How to Validate Your Startup Idea in 24 Hours
- From 0 to 220k: How I Grew My Book Page on Instagram
Top comments (0)