La primera edición de la Rosario Tech Week reunió más de 30 eventos en apenas cinco días, convirtiéndose en una experiencia inédita para la ciudad. Inspirada en las grandes capitales tecnológicas del mundo, esta edición marcó el comienzo de un movimiento que busca posicionar a Rosario como un punto clave del ecosistema emprendedor y tecnológico argentino.
Durante la semana, se sumaron propuestas como la Experiencia Endeavor, que ocupó la mañana y tarde del jueves, y el AI Weekend Rosario (AIWKND), que se extendió de viernes a domingo con una hackathon que convocó a 21 proyectos llenos de creatividad y propósito.
Salones repletos, conversaciones que no querías que terminen y una energía difícil de describir: Rosario vivió una auténtica fiesta del talento.
El objetivo fue claro — conectar a las personas que hacen que la ciudad crezca. Porque sí, Rosario siempre estuvo llena de emprendedores, diseñadores, programadores, inversores y soñadores... pero hasta ahora, rara vez coincidían en el mismo lugar.
Y cuando esas coincidencias no ocurren, también se pierden oportunidades: colaboraciones que no nacen, ideas que no se comparten, proyectos que nunca despegan.
Por eso, esta semana significó algo más que un conjunto de eventos: fue un punto de encuentro.
Afortunadamente, un equipo con una visión compartida decidió crear El Hub, un espacio pensado para mantener vivas esas conexiones y reunir a quienes participaron — o quisieran hacerlo en el futuro — bajo una misma comunidad.
Esta semana me recordó algo importante: las ciudades no cambian por las instituciones, cambian por las personas que deciden encontrarse.
Rosario ya encendió su chispa. Ahora nos toca mantenerla viva.
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