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Jorge Arca
Jorge Arca

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Violencia en el fútbol: ¿de quién es realmente la culpa?

 La última semana vimos imágenes que avergüenzan y duelen.
El partido entre Independiente y Universidad de Chile terminó en un escándalo de violencia que mete miedo a quienes queremos ir a la cancha y deja en evidencia el fraude y la corrupción que aún rodean al fútbol argentino.
De inmediato comenzaron los gritos cruzados: la culpa es de la policía, de los hinchas, de los políticos, de la dirigencia. Todos señalan a otro.
Pero… ¿de quién es realmente la responsabilidad?
El marco legal en Argentina
Nuestro país no carece de leyes ni de organismos de control. Muy por el contrario, existen múltiples normas y regulaciones que deberían prevenir lo ocurrido:
• Ley 23.184 – Espectáculos Deportivos: regula condiciones de seguridad y establece responsabilidades de clubes, organizadores y fuerzas de seguridad.
• Ley 24.192 – Régimen de Seguridad en el Fútbol: refuerza medidas específicas para los partidos de fútbol.
• Ley 24.788 – Lucha contra el Alcoholismo: limita la venta y consumo de alcohol en eventos masivos para prevenir disturbios.
• Ley 26.370 – Seguridad Privada: regula habilitación y capacitación del personal de seguridad.
• Ley 26.805 – Protocolo Nacional de Actuación en Eventos Masivos: establece coordinación entre justicia, fuerzas y organizadores.
• Código Penal – Art. 194: castiga la alteración del orden público y la afectación de servicios básicos.
• Además, en cada jurisdicción funcionan organismos especializados: APREVIDE (Provincia de Buenos Aires), CEPYSED (CABA), COSEDEPRO (Córdoba), entre otros.
Y como complemento, existen marcos de referencia para eventos masivos que incluyen criterios de capacidad, planes de evacuación, control de admisión, presencia de seguridad privada y pública, protocolos médicos, control de alcohol y accesibilidad
Es decir: la normativa existe. El problema está en la aplicación.
Entonces, ¿de quién es la culpa?
De los clubes
• Son responsables directos de garantizar la seguridad en sus estadios.
• Muchas veces delegan en la policía sin armar un plan integral propio.
• La connivencia entre dirigencia y barras bravas sigue siendo una herida abierta.
De los organismos de control
• Tienen herramientas legales para actuar, pero la aplicación es irregular.
• Falta coordinación real entre Nación, provincias y clubes.
De las fuerzas de seguridad
• Su rol es proteger, pero suelen actuar tarde o de manera desproporcionada.
• Los operativos suelen responder más a la presión política que a un plan técnico de prevención.
De la política
• El uso del fútbol como plataforma política ha naturalizado la impunidad.
• Los vínculos con barrabravas generan un círculo vicioso difícil de romper.
De los hinchas violentos
• La pasión no justifica la agresión. La violencia organizada en las tribunas no es espontánea: está financiada, amparada y muchas veces utilizada como herramienta de poder.
• En conclusión: la culpa es compartida, pero no difusa. Cada actor tiene un marco de responsabilidades claras que hoy no se cumplen.
Una reflexión a futuro
Si realmente queremos un fútbol seguro, los clubes deben recuperar el control de sus tribunas.
• Planes de seguridad propios, certificados por profesionales.
• Uso de tecnología: molinetes biométricos, cámaras inteligentes, control de accesos en tiempo real.
• Transparencia en la relación con barras bravas: cortar beneficios, financiamiento y entradas de favor.
• Educación y campañas de concientización: no alcanza con sancionar, hay que transformar la cultura del espectador.
• Cumplimiento estricto de protocolos nacionales y provinciales, con sanciones reales para clubes que no lo hagan.
Porque si cada incidente se sigue diluyendo en la pregunta de “¿de quién es la culpa?”, los únicos que pierden son los hinchas comunes, las familias y el propio espectáculo deportivo.
Para ir terminando
La violencia en el fútbol argentino no es una sorpresa: es una deuda pendiente.
Tenemos leyes, protocolos y organismos. Lo que falta es decisión para aplicarlos y voluntad de los clubes para asumir que la seguridad no se delega, se garantiza.
El futuro dependerá de si nos animamos a cambiar el enfoque: del negocio y la complicidad a la seguridad y el respeto.
El fútbol puede ser una fiesta, pero solo si los clubes asumen que la cancha es su casa, y que cuidarla es su verdadera responsabilidad.
✍️ Jorge A. Arca

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