Cómo Linux me ayudó a vencer la procrastinación (y reencontrar el enfoque)
Sé de primera mano lo terrible y angustiante que es no terminar una tarea por el simple hecho de seguir posponiéndola.
¿Te suena la frase “lo hago mañana”? o “mañana tendré motivación para hacerlo”?
Pues bien, mi estimado amigo: eso no sucederá, y probablemente mañana vuelvas a posponerla.
No es tu culpa. Es tu cerebro, que evita enfrentarse a esa gran tarea y escapa del miedo postergándola.
En los últimos años, Linux se ha ido popularizando cada vez más. Tras las constantes metidas de pata de Microsoft con Windows 11, muchas personas buscan alternativas. Por eso quiero recomendarte que le des una oportunidad a Linux, especialmente si quieres vencer la procrastinación y practicar lo que Cal Newport llama “trabajo profundo”.
Mi punto de quiebre
A principios de 2025, después de tocar fondo y darme cuenta de que llevaba más de un año estancado desde que me gradué —sin invertir tiempo en aprender nuevas habilidades ni mejorar en mi trabajo— decidí hacer un cambio.
Solo hacía lo mínimo indispensable, y comencé a sentir que ya no encajaba en el mercado laboral con mis habilidades actuales.
Esa sacudida me llevó a leer un libro que cambió mi forma de trabajar: Enfócate (Deep Work), de Cal Newport.
El autor habla sobre la importancia del trabajo profundo, una forma de concentración cada vez más rara en este mundo hiperconectado lleno de distracciones.
Newport relata varias historias que muestran cómo el trabajo profundo es indispensable en áreas como la tecnología (yo soy ingeniero de software), donde debemos actualizarnos constantemente con nuevas herramientas y metodologías.
El gesto excepcional
Una idea que me marcó fue la del gesto excepcional:
Como explica Cal Newport en su libro Enfócate (Deep work):
”El concepto es sencillo: al producirse un cambio radical en el entorno normal, sumado quizás a una inversión significativa de esfuerzo o dinero para llevar a cabo el trabajo profundo, se aumenta le percepción sobre la importancia de la tarea en cuestión. Este refuerzo de la importancia de la tarea reduce el instinto de la mente de posponer la labor y le da a uno una inyecci´on de motivación y energía.”
Después de un año improductivo en el que trabajaba apenas 15 horas semanales y jugaba videojuegos más de cuatro horas al día, decidí dar un giro.
Dejé Windows —mi entorno habitual y principal fuente de distracción— y me lancé a instalar Linux.
Encargué un nuevo SSD en línea, y mi elección fue Ubuntu, una distribución sencilla que ya había usado un poco en la universidad.
Un nuevo entorno, una nueva mentalidad
Tras seis meses usando Ubuntu como sistema principal, puedo decir que fue una de las mejores decisiones que he tomado.
Aislar mis entornos en dos sistemas operativos diferentes disparó mi productividad y mis ganas de aprender nuevas habilidades.
Dividir “virtualmente” mis espacios de trabajo (ya que trabajo desde casa) me ayudó a mantener una barrera psicológica: si quiero jugar, tengo que cambiar de sistema, y esa fricción basta para no hacerlo.
El resultado: más enfoque, más energía y más satisfacción profesional.
¿Y tú?
Si te sientes identificado con lo que conté, si quieres probar Linux o simplemente estás buscando un nuevo reto, dale una oportunidad.
Hay muchas distribuciones amigables para empezar:
- 🟠 Ubuntu
- 💚 Linux Mint
- 🟦 Pop!_OS
- ⚪ Zorin OS (muy parecida a Windows)
Si decides intentarlo, recuerda que todo es difícil al principio, pero con paciencia se vuelve más fácil. No le temas a la consola: dominarla un poco puede darte una sensación enorme de control.
Y sobre todo, disfruta el proceso; probar Linux no solo cambia tu sistema operativo, también puede cambiar tu forma de trabajar.
¿Cuál ha sido el cambio más pequeño que te ha dado los mayores resultados en tu productividad?
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